México (Agencias).- Con su equipo de seis abogados y sumida en la silla de acusados, Rosario Robles Berlanga escuchó atenta el veredicto del juez de control que la vinculó a proceso por el ejercicio indebido del servicio público, agravado por la continuidad del delito en su paso por las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol), y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
La también primera jefa de Gobierno de la hoy Ciudad de México, quien llegó con la seguridad que la caracterizó durante su trayectoria, con voz entrecortada y evidente cansancio, rogó por su libertad y alegó que no tiene patrimonio ni millones de pesos para huir de la justicia, irse a vivir a Canadá y regresar impunemente.
Atrás había quedado la seguridad con la que arribó a las 17:16 horas del lunes a los juzgados ubicados en la alcaldía Xochimilco de la capital, y donde expresó que acudía a dar la cara y que tenía “las faldas bien puestas, tomando al toro por los cuernos”.
Durante las más de 12 horas que duró la audiencia, Mariana Moguel, quien permaneció sentada atrás de Rosario Robles, aunque salió con frecuencia de la sala por problemas de presión arterial, también escuchaba las acusaciones y señalamiento contra su madre, aparentando tranquilidad.
Fue una audiencia maratónica que cubrieron decenas de medios de comunicación y que inició a las 18:45 horas del lunes y en donde la defensa presentó 32 datos de prueba.
Entre ellas, las llamadas por el juez de control como una “joya”, y que es la revelación que el excandidato presidencial del Partido Revolucionario Instituiconal (PRI), José Antonio Meade Kuribreña, tuvo conocimiento de las irregularidades que observó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la Sedesol.
Durante casi cinco horas, la defensa de Rosario Robles presentó sus datos de prueba, entre ellos, declaraciones y oficios, mismos que fueron descalificados por la ASF y la Fiscalía General de la República (FGR).
Pero los intentos de los abogados con sus datos de prueba se fueron desmoronando con los señalamientos del juez de control, quien no dudó en vincular a proceso a Rosario Robles y poner en duda el arraigo que tiene en la Ciudad de México, para garantizar que no escape del país, por lo que le decretó medida cautelar de prisión preventiva justificada en el penal de Santa Martha Acatitla.
Con su figura delgada, ataviada de blanco y con el maquillaje impecable, a pesar del cansancio por sus últimas 13 horas en libertad en que enfrentó una agotadora audiencia con las acusaciones de la FGR y de la ASF, Robles Berlanga intentó no perder su estilo y seguridad, aunque su rostro reflejaba su preocupación, frase que incluso le recordó la Fiscalía General de la República (FGR).
“(…) No tiene el manto protector de impunidad que tenía con Enrique Peña Nieto cuando le dijo ‘no te preocupes, Rosario’. (…) Qué bueno que dio la cara, lamentablemente lo hizo mucho tiempo después de que nos vieron la cara a todos los mexicanos», reprochó la fiscalía.
Un integrante del equipo de la defensa de Rosario Robles pidió respeto para su clienta y el juez le reconvino a que con otra situación similar lo sacaría de la sala.
En la audiencia, que concluyó a las 6:37 horas de este martes, el juez determinó que la FGR ofreció pruebas suficientes para demostrar que Robles Berlanga conoció de las irregularidades cometidas en ambas dependencias y fue omisa, porque no hizo nada para detenerlas ni informó al presidente de la República.
Todo se configuraba para la resolución más difícil en la vida de la exfuncionaria de la pasada administración. El juez de control justificó su decisión, pues aparentemente Rosario Robles nunca hizo nada por detener las irregularidades en las dos dependencias que encabezó.