México.- Considerado la más grande leyenda del Club América y uno de los mejores futbolistas extranjeros que han estado en México, “El Maestro” Carlos Reinoso confesó en una reciente entrevista que en algún momento de su vida estuvo atrapado en las drogas.
Fue en el programa Saga Fut con Jorge Van Rankin y Juan Carlos Gabriel de Anda, que el chileno se abrió para contar como las drogas estuvieron a punto de acabar con su familia, sus amistades, su dinero y la reputación que había ganado en el futbol.
Carlos Reinoso reveló que a diario se podía meter «20 pases de coca» para «bajarse» los efectos de otras sustancias nocivas o del alcohol, todo esto cuando estaba de lleno ligado al futbol.
«El mayor triunfo de mi vida es haber salido de las drogas, me recuperé hace más de 30 años y no fue fácil, me costó un mundo. Me acerqué a Dios, mi hija Paola me ayudó muchísimo, el acercamiento de mis hijos me ayudó a salir adelante».
Recordando cómo fue el calvario de reconocerse como un adicto y el largo camino a la recuperación, el exfutbolista chileno dijo que el cristianismo lo sacó de las profundidades, incluso cuando llevaba las bolsas de sus pantalones con «grapas» de cocaína para escuchar los sermones.
«Un día fuimos a Amistad Cristiana y yo iba con la droga en los bolsillos, escuchando la predicación del pastor, sentía que yo ya había cometido todos los pecados. En ese momento solté a llorar, volví a casa y en el baño tiré la droga al escusado».
Siempre hay obstáculos que sortear y Reinoso sufrió una recaída a mediados de los 90, cuando era entrenador de Toros Neza, hasta que se ingresó en una clínica de rehabilitación para presumirse limpio hasta la fecha.
«Tuve una recaída en Toros Neza y quien me ayudó mucho fue Juan Antonio Hernández. Recaí porque apareció en mi vida mi hija Jessika cuando tenía 18 años y yo no sabía cómo decirle a mi mujer. En ese momento recaía y fue el señor Hernández quien un día se acercó a decirme: ‘Quiero que vayas a Oceánica’ y yo no sabía cómo se había dado cuenta. Esa misma noche me interné, estuve un mes y a partir de entonces no volví a consumir».